Me retiré el pelo de la cara mientras el viento recorría la bahía bajo mis pies. Era uno de los mejores sitios de la ciudad, Lacebark se abría ante mis ojos y tras de mí el amplio mar traía un olor salado a esperanza y libertad.
- Muy bien ya hemos terminado – dijo Ben con la cámara de fotos en la mano – Muchas gracias por tu ayuda, Silver.
- Ya sabes que no me gusta salir en las fotos, Ben – Le contesté con cara de preocupación.
- Lo sé, lo sé, pero eres perfecta para mi proyecto de fotografía - Me respondió él intentando convencerme.
- De acuerdo, pero prométeme que no correrán estas fotos por ahí – Le amenacé.
- Lo prometo, y ahora vámonos a clase o llegaremos tarde – Y empezó a andar hacia su coche.
Él es Ben Gordon, 22 años, estudiante de periodismo de cuarto curso, especializado en fotografía...
Y yo soy Silver Summer, 19 años, segundo curso de la misma carrera, especialista en crítica culinaria, o al menos, eso desearía.
Ben es uno de mis mejores amigos, tenemos en común asignaturas de segundo y por ello estudiamos juntos muchas tardes. Y ese que viene por ahí es Jack Sanders, 24 años.
- Hola cariño - Me dijo mientras me besaba.
- Hola cielo – Le respondí con una sonrisa, casi sin dejar de caminar hacia la facultad.
Bueno no es muy difícil de ver que Jack es mi novio, le conocí el año pasado en “Teoría de la Comunicación Mediática”, asignatura de primero que él tenía pendiente, él está en cuarto y Ben y él son inseparables. Si no fuera por ellos y por Cynthia, aún seguiría sentada en un rincón del aula sin hablar con nadie y haciendo trayectos de casa a la facultad y viceversa sin fijarme apenas en lo que me rodeaba.
Vine a estudiar aquí porque deseaba con todas mis fuerzas huir de Natsville, un lugar que odio completamente porque en él viví una de las peores épocas de mi vida, bueno en realidad eso es lo que pienso ahora, cuando llegué a Lacebark, lo único que deseaba era volver a casa con mi madre y esconderme en aquella pequeña casa para no volver a salir jamás.
Los tiempos cambian… la gente cambia… y claro yo cambio también, es algo… natural. O al menos eso quiero pensar, mejor eso que creer que me estoy volviendo excesivamente descocada…
Las clases aquel día eran verdaderamente aburridas, sería que estaba cansada, o que era viernes, pero no quería estar ni un segundo más allí.
- Oye – le susurré a Jack al oído - ¿Y si nos vamos?
- ¿Ahora? – Me contestó incrédulo.
- Sí, estoy muy cansada y no aguanto a esta tía – Le expliqué.
- Bueno, de acuerdo – dijo él – Vámonos.
Así que nos levantamos y salimos del aula en medio de la clase, la profesora ni se inmutó, había mucha gente que dejaba sus clases a la mitad, debía tener asumido ya que eran muy aburridas.
- Bueno, señorita – Me miró Jack - ¿Y a donde quiere que vayamos?
- ¿A la playa? – Le pregunté con una sonrisa.
Desde que llegué a Lacebark había desarrollado un gran amor por la playa… la ciudad tan grande y tan llena de ruidos, de coches y de polución, desaparecía cuando íbamos a la playa, era un lugar muy tranquilo, en el que se podía meditar y charlar sin tener que pensar en la cantidad de Dióxido de Carbono que podía llegar a infestar nuestros pulmones en cada bocanada de aire.
Así que pasamos la tarde en la playa, realmente adoraba aquel lugar, su olor, su tranquilidad… perfecto.
Cuando llevábamos un rato allí, Jack empezó a hablar con un tono un poco suplicante, no sé como describirlo, intentaba proponerme algo pero no sabía muy bien como y daba rodeos…
- Esto… Silver… - Empezó.
- ¿Si? - Le transmití que le estaba escuchando, pero sin perder la vista del agua.
- Veras… en un par de semanas… - intentó continuar.
- ¿Tienes algún examen en el que necesites mi ayuda? – Pregunté, intentando ayudarle a hablar.
- No, no es eso… - Me cortó y se puso algo colorado.
- ¡Ah! ¡ya sé! – Le dije entusiasta - Quieres que le pidamos a Cynthia que cocine tu plato favorito… - empecé a decir…
- ¡Que no Silver, que no es eso! - Me gritó.
- Oh, perdona… - Le respondí avergonzada.
- Es que en dos semanas es nuestro aniversario, ¿recuerdas? – Me empezó a explicar…
- ¡Es verdad! Con los exámenes se me había olvidado – me disculpé.
- Bueno pues había pensado… si querrías… - Intentaba decirlo, pero no le salía, me tuve que morder la lengua para no adelantarme como antes.- Si querrías… venir a pasar el fin de semana fuera conmigo.
- ¡Claro! - Afirmé entusiasmada - ¿A dónde vamos?
- Había pensado ir a Cainar, es un país muy romántico – Me dijo al fin.
- Me parece perfecto.
Las dos semanas pasaron volando, pero hicimos lo que solemos hacer normalmente…
Por la mañana iba a clase a la facultad de periodismo de la ciudad, realmente creo que era la unica facultad de periodismo de todo el país, por lo que tuve que subir mucho mis notas de los ultimos años de instituto para poder acceder a ella. Como no salía de casa, casi nunca, tuve mucho tiempo para estudiar, posicionandome en los examenes de acceso como la tercera de mi promoción.
Por las tardes, estudiaba, a veces sola, a veces con Jack, otras veces con Brian e incluso los 3 juntos. Pero lo que más me apasinaba de las tardes en las que no tenía que estudiar, era sentarme delante de mi ordenador en mi pequeño cuarto y escribir. Escribir cualquier cosa que se me ocurriera, aunque normalmente solían ser paginas de una novela dramática que había empezado a escribri hacía 18 meses. No avanzaba mucho, ya que con la universidad no tenía tiempo, pero al menos lo intentaba...
El tiempo que tenía libre, que solía ser por las noches, lo pasába con Jack…
Íbamos al parque a "observar a la gente y a los niños", por decirlo de algún modo... ilustre… Es que no sólo de escribir vive el periodista...
Salíamos a los pubs o a bailar auqnue luego terminabamos volviendo a observar a la gente…
Nos sentábamos en mi casa a ver la televisión, auqnue pocas veces nos enterabamos del programa que ponían en ella…
En estas veladas a veces nos acompañaba Cynthia, la chica con la que compartía la casa de alquiler, ella tiene un año más que yo, estudia psicología y por las tardes trabaja en un restaurante, creo que es ayudante de cocina.
Y así era nuestra monótona rutina...